Antes y Después brillante. Una arquitecta se mudó a esta casa de los 70 y capitalizó su rasgo más notorio - LA NACION

2022-08-08 15:34:39 By : Mr. philip chen

Lo que para muchos podría resultar una limitación, Sofía Superti lo tomó como un desafío: refaccionar una casa de los años 70 (abovedada y repleta de cerámicos y azulejos oscuros, sesgo de estilo catalán) con poco margen de intervención por su particular estructura.

“Como en toda reforma, te tenés que adaptar a lo existente. Y acá eran bóvedas angostas, apoyadas en muros portantes que no se podían demoler, y sin posibilidad de hacer una planta alta. Pero logramos movernos dentro de eso, realizando pequeñas ampliaciones para que estuviéramos cómodos con mi familia de tres”, cuenta la arquitecta, que al instante descubrió el encanto de esta propiedad en Martínez al ver las fotos publicadas por la inmobiliaria, cuando buscaba mudarse en plena pandemia.

Para encarar el proyecto, se apoyó en sus socias, Camila Mana y Florencia Mosteiro, con quienes fundó Estudio MMS cinco años atrás.

Las arquitectas diseñaron un placard varillado en la recepción, que se despega de la pared y guía el acceso al living. “Queríamos adosar a los muros de la bóveda la menor cantidad de elementos posible, dejarlos limpios conceptualmente”.

"El interiorismo gira en torno a la elección de materiales naturales y al juego de tejidos y texturas. El techo de ladrillo tiene mucha trama, y quisimos trasladar ese lenguaje al equipamiento."

ANTES: techo de ladrillo y visión cortada en las aperturas. El piso de cerámicas rojas se cambió por uno más luminoso, de terrazo gris armado in situ.

El proyecto buscó destacar la arquitectura y darles protagonismo a los arcos, ahora pintados de blanco. Sin rejas ni taparrollos en las ventanas, la curvatura se acentúa en contraste con el verde.

“Que se tratara de mi casa fue difícil, porque arrastraba algunas ideas y deseos que no iban a cuadrar, como poner piso de madera en toda una planta baja que da al jardín, por donde entramos con los pies mojados. Mis socias me abrieron los ojos y me fueron regulando. Fue súper enriquecedor hacerlo juntas”, dice Sofía. Cada elemento del mobiliario fue estudiado en detalle y diseñado durante la obra, en base a un mismo moodboard. “El día de la mudanza ya teníamos casi todo en casa, porque habíamos hecho un trabajo previo muy minucioso”.

El terrazo es el mismo en el interior y el exterior, solo que afuera tiene un poro más abierto y un pulido distinto, para evitar resbaladas.

El living-comedor se armó bajo los techos de 4,5m de altura (el resto, de 3,5m). “Por más que no sean espacios muy anchos, la sensación de amplitud es espectacular”, asegura Sofía.

A falta de alfombras en el piso (como sí hay en el resto de los ambientes), el tapiz traído de Europa aporta acá la cuota de calidez. Mesa asimétrica de roble americano (Carpintería López) con juego de sillas tipo Moller. Detrás de la pared está la bóveda del escritorio, más baja. Por eso es la única ventana con esta forma.

Como desde la mayoría de los ambientes hay salida a la galería, la tabla de trabajo del escritorio se colocó contra la puerta-ventana. Sin perder nada al bloquearla, se aprovechan luz, vistas y plano de apoyo.

Quisieron erradicar la noción de espacio de servicio. El mueble no llega al techo ni toma el ancho de las paredes: está suelto y podría moverse, como sucede en cualquier otro ambiente.

En continuidad con el piso, pero en tonos más claros, la piedra elegida para la isla también tiene un efecto de grano grande.

Este es el lugar donde pasan más tiempo, por lo que le anexaron el playroom para poder cuidar de Fran, que tiene dos años y medio, mientras cocinan o comen sobre la barra.

“Los techos semicirculares, que avanzan de manera dispar, impidieron tener la típica galería continua de las casas nuevas. Buscamos recrearla de forma más fragmentada, con livings que se arman en distintas partes del jardín”.

El espacio verde es sencillo y ordenado, con algunos canteros aislados de carácter rústico. El quincho se hizo con una cubierta liviana y columnas angostas, todo en negro, con la intención de que pasara desapercibido.

En una reforma anterior, el dormitorio principal se había ampliado con una losa plana, que no solo suma metros, sino que lo hace más acogedor al acercar el cielo raso a la cabecera de la cama. Los placares y bibliotecas de pared son iguales en toda la casa: el toque lo dan los objetos.

En baño, el vanitory de Neolith ‘Arabascato’ (Artecnia Mármoles) hasta el piso se diseñó como un elemento decorativo más.

El cuarto de Fran (2) se armó casi igual a como estaba en el departamento donde vivían antes, con pocos elementos y algunos focos de color.

En este baño necesitaban guardar más cosas que en el principal, así que el vanitory fue reversionado sin perder su esencia de monolito. Mesada de Neolith ‘Arabescato’ (Artecnia Mármoles) con mueble laqueado en negro. Grifería monocomando ‘Pacífica’ (Ponthus). Espejos rectangulares hechos a medida.

“En el baño infantil, hicimos las paredes con el mismo terrazo que el piso para resaltar la curva blanca del techo y dirigir las vistas hacia el jardín delantero”.

Copyright 2022 SA LA NACION | Todos los derechos reservados

Descargá la aplicación de LA NACION. Es rápida y liviana.

¿Querés recibir notificaciones de alertas?

Ha ocurrido un error de conexión