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Entre las flores que destacan por ser excéntricas pero hermosas, se encuentra este ejemplar lleno de espinas y hermosas flores. Aprende cómo cuidar la corona de Cristo: reprodúcelas y disfruta sus flores todo el año

Si eres amante de las plantas, quizá hayas escuchado sobre la corona de cristo. Si no, debes saber que destaca por su tallo con espinas, de ahí su nombre, pues según la leyenda, fue utilizada para la confección de la corona de espinas en la crucifixión.

  ¿La corona de Cristo es peligrosa?

Al caracterizarse por la presencia de espinas en su tallo, la corona de Cristo puede causar cierta alerta sobre su seguridad y toxicidad. La realidad es que, como ocurre con otras plantas de interior o comunes en nuestros jardines, sí puede resultar tóxica cuando se ingiere.

De acuerdo al Children’s Health Queensland Hospital and Health Service, su savia (pegajosa y lechosa), es corrosiva para la piel y los ojos, causando ceguera temporal y ampollas en la piel. De igual modo, si se llegan a ingerir sus hojas, flores o cualquier otra parte, puede llegar a ser tóxica, principalmente para niños y mascotas.

La razón son los ésteres de forbol, presentes en esta planta de la familia de las suculentas. Si bien puede tenerse en casa, es importante tener cuidado al manipularlas, para evitar tanto heridas, como el contacto con su savia. En caso tocar tus ojos, enjuaga con agua limpia durante 15 minutos y busca ayuda médica.

  ¿La corona de Cristo es de sol o de sombra?

Esta planta originaria de Madagascar, funciona bien como planta de interior, aunque responde mejor a un lugar soleado, en especial si deseas que florezca bien. Pero si siempre la has tenido en la sombra, debes tener en cuenta que podría sufrir quemaduras al trasladarla al sol, aunque poco a poco se adaptará.

Eso sí, la North Carolina Extension Gardener, recomienda que, en caso de ubicarla en exteriores, le proporciones sombra al mediodía durante el verano o los días más cálidos, así como una humedad moderada.

  ¿Cada cuánto regar una corona de Cristo?

A diferencia de otras plantas como la cuna de Moisés, la corona de Cristo crece mejor en suelos secos a medianamente húmedos con un buen drenaje, claro, mayor en temporadas de calor y si se encuentra en exteriores.

Por lo tanto, los especialistas en el cuidado de plantas, recomiendan regarla solamente cuando el sustrato esté completamente seco, incluso más haya de la capa superficial. En ese momento, riega abundantemente, sin que llegue a encharcarse; por eso, además de una maceta con agujeros en el fondo, necesita un suelo con buen drenaje.

Para lograrlo, puedes preparar su sustrato con turba y arena de río u otro que sea rico en nutrientes, pero no retenga la humedad mucho tiempo… y si colocas un plato debajo de la maceta, vacía el sobrante de agua, 20 minutos después de regarla.

Finalmente, así como podrá requerir un poco más de humedad frente a un exceso de calor, reduce los riegos durante las temporadas de frío, de esta forma evitarás el exceso de humedad y el riesgo de hongos o que llegue a pudrirse.

  ¿Cuándo abonar la corona de Cristo?

Aunque no se considera indispensable el abono o fertilizante para la corona de Cristo, pues se trata de una planta muy resistente, aplicarlo puede ayudar a su floración, lo que te permitirá tener unas hermosas plantas con flores.

Hazlo de preferencia durante los meses de primavera y verano, 2 o 3 veces. Eso sí, siempre elije un fertilizante sin boro, común para diferentes cultivos, pero ante el cual esta planta reacciona de forma sensible.

Mejor opta por un fertilizante para suculentas diluido en agua. De igual modo, tampoco requiere mucha poda, al menos que decidas controlar su crecimiento, pues llega a medir entre 60 y 90 centímetros como planta de interior, aunque originalmente alcanza los casi 2 metros.

La época ideal para podar, es el verano. Solo recuerda esterilizar tus herramientas antes de cortar las partes que estén muy crecidas… y usa guantes gruesos para protegerte de las espinas y savia. Cuando las hojas y ramas se marchiten, también retíralas.

  ¿Cómo hacer que la corona de Cristo florezca?

Si tu corona de Cristo tiene cubiertas sus necesidades básicas, es difícil que no florezca, de hecho, puede florecer todo el año. Sin embargo, factores como el frío (no soporta muy bien las heladas) o la falta de luz, pueden hacer que no tenga flores.

Para ayudarla, colócala en un lugar más cálido e iluminado, siempre alejada de ventiladores, aire acondicionado e incluso calefactores, según recomienda el sitio especializado Ecología Verde.

Finalmente, recuerda no excederte a la hora de abonarla y hacerlo con el producto correcto, de lo contrario, podrías retrasar su floración o evitar que ocurra.

  ¿Cómo reproducir la corona de Cristo?

La forma más sencilla de reproducir y propagar la corona de Cristo, es a través de esquejes de punta. Únicamente corta un tallo o sección del tallo central, guárdalo en papel absorbente por 3 días y, pasado este tiempo, humedece el corte y plántalo en una maceta pequeña.

Coloca tu maceta en una zona cálida y muy iluminada, pero no con el sol directo, manteniendo húmedo el sustrato hasta que eche raíces. Pasado 1 mes, transfiere la planta a una maceta más grande. Ojo, siempre manipúlala con cuidado y esteriliza tus herramientas de corte para prevenir enfermedades en la planta.

Afortunadamente, se trata de una planta resistente a plagas o enfermedades graves, sin embargo, puede ser susceptible a la pudrición, así como manchas en sus hojas y algunos insectos como cochinillas y ácaros.

Ahora que ya sabes cómo cuidar la corona de cristo, sigue estas recomendaciones para reproducirlas y disfrutar de sus bellas flores todo el año hazlas florecer y reprodúcelas.

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Sedum Morganianum, cola de burro o colita de borrego… Su nombre es lo de menos, esta planta de hojas carnosas es todo un deleite para los amantes de lo verde.